miércoles, 8 de junio de 2011

Las figuras de la modernidad y Los salesianos en Rodeo del Medio (Publicado en el blog Historia Regional Mendocina)


Plano R.del Medio



Entre el ferrocarril y el parque, la escuela y la iglesia
Las figuras de la modernidad y los salesianos en Rodeo del Medio*
Iván Ariel Fresia[1]
En Rodeo del Medio los Salesianos de Don Bosco emprendieron una obra modernizadora sin precedentes en el contexto mendocino, comparable a la realizada por los jesuitas en la época de la Colonia, sólo que en un contexto reducido a la campiña mendocina. Con el auspicio de prominentes miembros de la oligarquía local lograron desarrollar una ingente acción cultural, social, educativa y religiosa. Pudieron adherir a los ideales modernizadores de la Generación del 80 incorporando la dimensión religiosa del catolicismo social, dimensión no siempre presente en la ideología de fines de siglo XIX y comienzos del XX.
Mostraremos la impronta de los salesianos en Rodeo del Medio a partir de la comprensión de cuatro figuras de la modernidad emergente que podríamos denominar económica (ferrocarril) ideológica (el parque) cultural (la escuela) y religiosa (la Iglesia) Estas coordenadas hacen referencia a espacios sociales más que a puntos geográficos en la que se percibe la acción de los religiosos. Estas estrategias confluyen en la fundación de Rodeo del Medio de 1907, en tanto que preparan la constitución de lo urbano en la “barbarie”; pero a la vez son potenciadas a partir de la fecha fundacional. En un primer momento describiremos la “voluntad de forma” de lo urbano (1) para avanzar seguidamente en las figuras que describen los ideales modernizadores de los salesianos en Rodeo del Medio: el ferrocarril (2) como motor del progreso económico, la cuestión higiénica y del esparcimiento a partir del parque (3) el imperativo de la educación como educación del soberano e integración del inmigrante (4) y el progreso moral y religioso a partir de la acción evangelizadora (5)
1. La voluntad de forma
La Villa General Ortega fue un trazado moderno y sobrio. Integraba en su idea y diseño las representaciones modernizadoras de la generación del Ochenta en Mendoza. Podría afirmarse que el espacio urbano se organizó según una coordenada material por un lado, o entre el carril y las vías férreas; y por otro una coordenada cultural, o entre el parque y la escuela e iglesia. La grilla, establecida en el plano, integraba ambas coordenadas y las resolvía de una manera peculiar configurando un espacio civilizado en labarbarie de la campaña mendocina. La cuadrícula urbana y el verde del parque, las vías y el camino principal, la escuela y la iglesia son figuras de la modernización técnica y de la modernización cultural (moral, social y religiosa) emergente.
A diferencia de otras localidades mendocinas en las que la expansión urbana fue producto de asentamientos espontáneos o bien de la especulación inmobiliaria desregulada a instancias de la Compañía de Ferrocarril o bien de políticas públicas; en la Villa Ortega de Rodeo del Medio hubo una expresa voluntad de forma [2] surgida de la iniciativa privada (Gral. Ortega y P. Pedrolini). Una concepción deliberada de organización espacial y de distribución de la tierra -diferente al damero colonial como es el caso de la ciudad capital[3]-, que a la vez implicaba una idea de organización e integración social de los inmigrantes y la población criolla. Tal planificación urbana estuvo tanto en función del asentamiento de la población dispersa y la regulación de la especulación inmobiliaria incipiente como también fue una estrategia tendiente a flexibilizar la estructura social, favoreciendo así el ascenso de los sectores medios y de los inmigrantes. A partir de la grilla (plano) se proporcionó la base material para la organización del territorio, la delimitación de la propiedad y el acceso a la misma de nuevos actores sociales y la constitución de un nuevo paisaje “civilizado” sobre la naturaleza “bárbara”.[4] Por eso, la planificación urbana posibilitó la integración social y cultural de inmigrantes y criollos en la Villa General Ortega de Rodeo del Medio, emergente modernidad periférica a la Metrópolis local.
La concepción urbanística y el trazado sintetizan experiencias modernizadoras anteriores de grandes ciudades, como es el caso del diseño y emplazamiento de la ciudad de La Plata. En particular la concepción renacentista de “ciudad ideal” fuertemente geométrica, ordenada y armónica. Una trama urbana con áreas de paseos y parques públicos conectados a través de diagonales funcionales configura un esquema radial haciendo eje de composición en algún punto nodal.[5] La ciudad nueva, en la concepción sarmientina, incluía “luz eléctrica, calles anchas, boulevares, avenidas, diagonales, odoquinados, veredas de cuatro a diez cuadras, bosques que parecen seculares por lo sombríos, dan sombra y recreo a las puertas de la ciudad encantada…”[6] La ciudad renacentista representaba como ideal de grandiosidad de los lugares públicos y las estructuras destinadas a la administración gubernamental. En contraste con los trazados medievales de calles estrechas e irregulares, la planificación renacentista hizo hincapié en amplias calles que respondían a un patrón radial o circunferencia regular donde las calles formaban círculos concéntricos en torno a un punto nodal con otras calles que partían desde ese punto como si fuesen radios de una rueda. Aunque en la época barroca y neoclásica se crearon perspectivas monumentales y trazados uniformes, la ciudad medieval siguió constituyendo el núcleo a partir del cual se desarrollaron las nuevas ciudades. Los ideales de grandiosidad pública y de calles radiales y circunferenciales se extendieron hasta el siglo XIX, tal y como se puede ver en el plan seguido para la reconstrucción de París (1850-1874) por el administrador francés Barón Haussmann.[7] Como muestra Gorelik, las transformaciones efectuadas en Buenos Aires son un ejemplo de intervención al estilo Haussmann. Sin embargo, la ciudad de La Plata desde su génesis, es un caso distinto ya que no se trata de la interposición de calles y diagonales sobre un trazado irregular, sino de la creación de algo nuevo.[8] Como La Plata, Rodeo del Medio representa el caso de un diseño y creación “de la nada”.
Hay una claridad conceptual en el dibujo, se percibe en las vías que vinculan y trazan los límites. La geometrización del espacio geográfico es símbolo de lo urbano y fruto del pensamiento decimonónico que fue imponiéndose a los trazados espontáneos. En la Villa Ortega existe una preocupación por la geometría que privilegia la voluntad de forma. La diagonal Este no pudo emplazarse estrictamente para situarse como vía directa entre la plaza pública -frente a la Estación- y el Santuario por una cuestión de forma. El ángulo de 45º grados (la mitad de un ángulo recto con foco en la plaza) privilegia el orden geométrico puro a la coincidencia con los edificios existentes. Por eso, las dos diagonales terminan truncas, tanto en la calle del Lago como en la calle de la Bodega. Se insiste en lo geométrico porque siempre el proyectista ubica la Estación como el comienzo de un ángulo recto.
El pueblo se configuró entre las dos vías espaciales de circulación (carril nacional y ferrocarril), en el marco de desplazamientos ideológicos (de la Posta –comercio colonial- hacia la Estación –modernización acelerada) y un espacio simbólico nuevo marcado por la religión y la educación (Santuario y Escuela de los salesianos). En el marco de estas coordenadas espaciales, ideológicas y simbólicas, se definieron límites y se establecieron bordes precisos en el proyecto urbanizador entre la sofisticación urbana (Villeggiatura, home y Chalet)[9] y el primitivismo aldeano (rancho); y entre lo poblado y el espacio rural. Las diagonales, además de vincular los edificios presupuestos y agilizar la circulación entre el ferrocarril y la Iglesia, vinieron a suministrar una unidad de sentido a todo el proyecto modernizador.
2. La maquina modernizadora: el ferrocarril
En la mayoría de las nuevas poblaciones, surgidas al ritmo de los ideales modernizadores de la generación del 80 y en los albores del nuevo siglo, el eje organizador fue el ferrocarril. A lo largo de las vías férreas se fueron instalando asentamientos urbanos en torno a los servicios que el ferrocarril acarreaba como son transporte, agua, combustibles, etc. El ferrocarril constituyó el motor del desarrollo, de la ocupación del territorio y la formación de nuevos asentamientos poblacionales.[10] En la Villa Ortega es evidente el papel del ferrocarril en el desplazamiento de la localización de la población. La Estación fue aglutinante para la vida social y el movimiento de personas y mercaderías.[11] Tal movimiento significó, además de la conformación de “nuevos poblados” en aposición a los “viejos poblados”, la valorización de la tierra, el aumento de población por la atracción de inmigrantes, el desarrollo de la industria vitivinícola[12] y la creación de servicios públicos como la escuela, la comisaría, entre otras instituciones y la instalación de negocios y de otras actividades ligadas a los bienes y servicios.
El trazado radial en diagonales, tiene su origen en la Estación del ferrocarril y vínculos con la Iglesia y la Escuela. Todo el tejido urbano tuvo su centro principal en la Estación. El Ferrocarril, el Parque, la Escuela y la Iglesia -prexistentes a la organización del Pueblo y en las márgenes del plano- fueron incluidos en la planificación del trazado con preponderancia en el emblema del orden y el progreso: el tren. En el trazado pudo priorizarse la Escuela y la Iglesia, sin embargo se prefirió jerarquizar la Estación, quizá por cuestiones ideológicas propias de la Generación y en vista de la celebración del Centenario.[13] Sin embargo, el trazado urbano incluyó los edificios existentes (Casa de Ortega, Iglesia y Escuela de los Salesianos y las Hijas de María Auxiliadora, Casa San Ignacio de Lucila Bombal) a través del diseño de calles diagonales.
3. El esparcimiento y la cuestión higiénica: el parque
En 1882 Sarmiento se quejaba de la concepción ciudadana del parque “artístico y recreativo como paseo, y sin embargo poca influencia ejerce sobre la higiene y los hábitos.”[14] La función de los parques fue cambiando desde una concepción recreativa hacia la acentuación del carácter higiénico del verde para luego configurarse en escenario de esparcimiento de masas.[15] La imagen del parque y los jardines remite a prácticas comunes de la aristocracia argentina como ornato de su posición cultural, social y económica; pero a la vez, encarnó la preocupación higiénica ante el desarrollo de la urbanización y los problemas emergentes de la salud pública. En el discurso de apertura de las sesiones legislativas del 15 de mayo de 1908 Emilio Civit decía respecto del Parque del Oeste: “A más de una obra de solaz y distracción, es una obra de higiene, y por tal concepto constituye un verdadero pulmón de nuestra población que acude diariamente allí a respirar el aire saludable y puro de las sierras”[16]
Pero además de connotar una posición social y la preocupación por la salud pública, el parque fue configurando un espacio de socialización y de civilidad, de integración social y de educación.[17] El parque amalgamó a la población de diferentes posiciones económicas, estableció nuevas relaciones sociales entre inmigrantes y criollos, se transformó en una máquina educativa para la vida civilizada y simultáneamente es un dispositivo de salubridad. Por eso Sarmiento advertía que “sólo en un vasto, artístico y accesible parque, el pueblo será pueblo: sólo aquí no habrá ni extranjero, ni nacionales, ni plebeyos”.[18]
El parque Ortega de Rodeo del Medio, nació como un artefacto aristocrático para convertirse paulatinamente en un parque público puesto al servicio de la naciente urbanización. Cuando en 1907 se publicitó el loteo de la Villa Ortega de Rodeo del Medio, el parque y los baños fueron la apuesta principal para atraer las inversiones: “Frente a la Estación Rodeo del Medio y del gran Parque; …amplias Avenidas y Diagonales convergentes a la Estación citada. (…)
…saludables baños muy próximos, tres estaciones que la circundan, agua riquísima a 7 y 8 metros de profundidad, a más de las corrientes, e imponente panorama de la gigantesca cordillera, harán de este envidiable paraje, el punto de los Chalet, de los confortables Home y de los señoriales Villeggiatura” [19]
El uso público del parque, y su relación con la dimensión religiosa se puso de manifiesto en la crónica de la coronación de la imagen de la Virgen. En el texto se lee: “Con el objeto de tomar parte en las fiestas de a coronación de la imagen de María Auxiliadora, trasladáronse a Rodeo del Medio, el día 8 de octubre [de 1916], … A las 9 horas le [de] dicho día 8 de octubre, en el parque General Ortega, donde se había preparado sobre un amplio y cómodo estrado, un altar y un graciosos templete con la imagen de María Auxiliadora, Mons. Orzali dio comienzo a la ceremonia de la coronación. (…). Después de la Misa Pontifical, la coronada imagen de María Auxiliadora fue acompañada en triunfo desde el parque General Ortega, hasta su santuario”. [20]
4. Espacio público y la educación del ciudadano: la escuela
Espacio público es una noción con variaciones en el significante. En filosofía, teoría política o historia se refiere a esfera pública, como ámbito ideal, político, de articulación entre sociedad y estado. En cambio, cuando lo hacen la teoría o la historia de la arquitectura, el espacio público se presenta como una materialidad autónoma, como un artefacto definido por cualidades físicas (plazas, edificios, calles, etc.). En el primer caso remite a esferas de la acción humana y por ello el espacio público es un “escenario”. En el segundo caso hace referencia a artefactos, y por tanto, el espacio es una “tipología” de dispositivos urbanos. Siguiendo a Gorelik, entenderemos por espacio público la unidad histórica de forma y política.[21]
La acción de los salesianos estuvo vinculada al trabajo con la juventud, en especial la educación y el desarrollo de actividades destinadas a formar a través del trabajo. Las Crónicas relatan el estilo educativo particular de integrar el estudio al trabajo, la teoría y la práctica en el ámbito de la producción. “El admirable concierto de las maquinarias es lo primero que llama la atención; distribuidas aquí y acullá vense ruedas de todos tamaños girar con vertiginosa velocidad, correas que van y vienen, comunicando la fuerza que reciben del motor, bombas que en un santiamén arrojan el vino de un extremo al otro de la Bodega, prensas que exprimen el orujo hasta secarlo y otras máquinas por el estilo… Pero a este cuadro … falta la pincelada que atrae las simpatías del espectador y distingue nuestra bodega de otros establecimientos congéneres; nos referimos a los alumnos; efectivamente se ven allí varios niños que como enjambre de industriosas abejas, desempeñan a las mil maravillas las tareas vinícolas; mientras unos vacían canecas otros horquilla en mano arrojan las uvas en la moledora… aquí se vaporizan los toneles, ahí se destila; quién atiende a la caldera, quién a la temperatura del mosto…”[22]
Asimismo, organizaron acciones tendientes a reemplazar el ocio por otras actividades consideradas morales, y a inculcar los conocimientos y las prácticas fundamentales de la producción agrícola y vitícola. Mediante actividades recreativas y educativas lograron la creación de un espacio público en la que fomentaron un particular estilo de integración de los inmigrantes a la sociedad y la inserción de los exalumnos en la actividad económica regional y nacional.
5. Socialización religiosa y moralidad: la iglesia
Aunque la piedra fundamental fue bendecida en 1898, la asignación del territorio parroquial data de 1916 “por auto de 4 de febrero de 1916 el Ilmo. Sr. Obispo de la Diócesis”. Desde el punto de vista geográfico, “fueron marcados los siguientes límites: al Norte, parroquia de Guaimallén (Villa Nueva); al sur, distrito de Barrancas (Maipú); al Este, la parroquia de San Martín; al Oeste, el canal Chachingo que dividirá la nueva parroquia de la de Maipú. Fue inaugurada esta parroquia, el 24 de mayo, festividad de María Auxiliadora, tomando posesión de ella, su primer cura P. Aquiles Pedrolini”[23]
Sin embargo, más allá de la determinación territorial y jurídica, a partir de la Iglesia los salesianos desarrollaron una fuerte actividad socializadora entre los fieles criollos y los inmigrantes, especialmente italianos, más allá de los límites establecidos. La influencia religiosa simbolizó cierta homogeneización social de la población –algo similar a lo ocurrido con la escuela. Potenció tal influencia el emplazamiento del ferrocarril y la ordenación de las calles y diagonales confluyentes en el Santuario. Así mismo significó el acercamiento de peregrinos provenientes de otros puntos geográficos tanto de la ciudad capital como de otras localidades de los departamentos cercanos y de otros más alejados.
La mentalidad y el simbolismo religioso operaron inseparablemente en la propuesta evangelizadora de los salesianos de Rodeo del Medio “alejándolos de los peligros del mundo y formando en ellos el hábito de la vida cristiana”.[24] Las cuestiones de fe tuvieron una incidencia pública en la sociedad y no fueron relegadas al ámbito de lo privado. Al contrario, brindaron una referencia religiosa sobre los asuntos mundanos. Sin embargo, estas estrategias exceden por mucho la mera inculcación religiosa y moral para constituirse en un medio privilegiado para elevar la cultura general del pueblo.
A modo de conclusión
En la Villa General Ortega se inaugura una nueva representación de lo urbano, una concepción original del espacio físico (y simbólico) donde triunfa la geometría abstracta, una visión objetivante de la realidad a partir del “vacío” de la barbarie en un diseño inédito para Mendoza. Los salesianos, junto a prominentes personajes de la oligarquía local, provocaron una transformación física de la materialidad aldeana de Rodeo del Medio. A la vez, imprimieron al espacio campesino una nueva dinámica social y cultural en la que se condensaron tensiones ideológicas y proyectos políticos de la elite local junto a concepciones sociales, religiosas y pedagógicas.
Hubo una intencionalidad centralizadora en la que prevaleció la razón y el orden geométrico y numeral (la mitad del ángulo perfecto): un eje de simetría perfecto. El ferrocarril, la escuela, la iglesia y el parque constituyeron artefactos de una modernización regeneradora en la campaña mendocina.[25] La representación de la modernidad creó una realidad urbana “de la nada” y reforzó la idea de un proyecto político y cultural en el marco de una tradición liberal, pero con influencias religiosas. De esta manera, el trazado urbano de la Villa General Ortega (nuevo Rodeo del Medio) materializó las figuras de la modernidad como un proyecto social y cultural inédito en Mendoza a partir de la educación y la iglesia, el ferrocarril y el parque. Parafraseando a Scobie[26], cuando se refiere a las transformaciones revolucionarias producidas en la pampa bonaerense, podríamos decir que los salesianos provocaron una “revolución” en la campaña mendocina.
*Texto leído el 6 de diciembre de 2005 en ocasión de la presentación del libro del autor Religión, educación y vida cotidiana en Rodeo del Medio, Buenos Aires, 2005.
[1]Profesor de Filosofía (Profesorado San Juan Bosco-Córdoba-1992), licenciado en Ciencias de la Educación (Universidad Católica de Córdoba-2001), diplomado en Historia Regional de Mendoza (Universidad de Congreso-Mendoza-2004), postgraduado en Ciencias Sociales (FLACSO, Buenos Aires-2005) y candidato al doctorado en Historia (Universidad Nacional de Cuyo), ivanarielfresia@datafull.com
[2]GORELIK, Adrián, La grilla y el parque. Espacio público y cultura urbana en Buenos Aires, 1887-1936, Bernal, 2004, pág. 27
[3]PONTE, Jorge, La fragilidad de la memoria. Representaciones, prensa y poder de una ciudad latinoamericana en tiempos del modernismo, Mendoza, 1999, pág. 354
[4]SILVESTRI, Graciela, “El imaginario paisajístico en el Litoral y el Sur Argentino”, en: BONAUDO, Marta (dir) Liberalismo, estado y orden burgués (1852-1880) Buenos Aires, 1999, pág. 280.
[5]DE PAULA, Alberto, La ciudad de La Plata, sus tierras y su arquitectura, Buenos Aires, 1987, pág. 79.
[6]SARMIENTO, Domingo Faustino, “La Plata”, El Nacional 1886, en: Obras Completas, Tomo XLII, Buenos Aires, 1953, pág. 222. (Se cita por la edición de Editorial Luz del Día)
[7]Véase ROMERO, José Luis, Latinoamérica. Las ciudades y las ideas, Buenos Aires, 2005, pág. 275. Debo estas referencias sobre arquitectura renacentista a la Arq. Ana Etkin
[8]GORELIK, Adrián, La grilla y el parque. op.cit., pág. 125.
[9]Diario Los Andes, sábado 27 de julio de 1907, pág. 3. Villeggiatura, home y Chalet son formas superadoras de la organización urbana de la “barbarie” según Sarmiento. Véase la referencia al texto de Sarmiento en SILVESTRI, Graciela, “El imaginario paisajístico en el Litoral y el Sur Argentino”, op.cit., pág. 288.
[10]Sin embargo, Denis aporta documentación sobre el diseño de poblados en el sur mendocino -contemporáneos al diseño de la Villa Ortega- con un “cuadriculado tradicional” pero, sólo “para romper la monotonía, se han agregado diagonales”. Véase DENIS, Paul, “San Rafael. La ciudad y su región”, en: Boletín de Estudios Geográficos, nº 64-65, Vol., XVI, Instituto de Geografía, Facultad de Filosofía y Letras, Universidad Nacional de Cuyo, Julio- diciembre de 1969, pág. 373.
[11]GUTIERREZ, Ramón y NICOLINI, Alberto, “La ciudad y sus transformaciones”, en: ACADEMIA NACIONAL DE LA HISTORIA, Nueva Historia de la Nación Argentina. Tomo IV. La configuración de la república independiente (1810-c. 1914), Buenos Aires, 2000, pág. 198.
[12] Si bien el cambio de modelo productivo se produjo a partir del 1870 aproximadamente, la llegada del ferrocarril potenció y aceleró el desarrollo de la vitivinicultura. Véase RICHARD JORBA, Rodolfo, Poder, economía y espacio en Mendoza, 1850-1900. Del comercio ganadero a la agroindustria vitivinícola, Mendoza, Universidad Nacional de Cuyo, Facultad de Filosofía y Letras, 1998.
[13]Respecto del nuevo clima de ideas y del debate ideológico suscitado en torno a la celebración del Centenario, me inspiro en ALTAMIRANO, Carlos y SARLO, Beatriz, Ensayos argentinos. De Sarmiento a la vanguardia, Buenos Aires, 1997, pág. 162-164.
[14]SARMIENTO, Domingo Faustino, “El Parque”, El Nacional, octubre 12 de 1882, en: Obras Completas, Tomo XLII, Buenos Aires, 1953. pág. 77.
[15]LIERNUR, Jorge Francisco, “La construcción del país urbano”, en: LOBATO, Mirta Zaida (dir) El progreso, la modernización y sus límites (1880-1916), Buenos Aires, 2000, pág. 419.
[16]CIVIT DE ORTEGA, Josefina, Don Emilio Civit. Político y Gobernante. Tomo II, Mendoza, 1994, pág. 377.
[17] GORELIK, Adrián, La grilla y el parque. op.cit., pág. 149.
[18]SARMIENTO, Domingo Faustino, “El Parque de Palermo. Inauguración del Parque 3 de febrero en Palermo de San Benito”, 11 de noviembre de 1875, en: Obras Completas, Tomo XXII, Buenos Aires, 1951, pág. 14.
[19]Diario Los Andes, sábado 27 de julio de 1907, pág. 3. (El subrayado es nuestro)
[20]VERDAGUER, José A., Historia Eclesiástica de Cuyo, Tomo II. Milano, 1932, pág. 1166-1167.
[21]GORELIK, Adrián, La grilla y el parque. op.cit., pág. 20. Para el uso del concepto en filosofía, véase HABERMAS, Jürgen., Historia y crítica de la opinión pública. La transformación estructural de la vida pública, Gili, Barcelona, 1997. Para la apropiación por parte de la historia cultural, véase CHARTIER, Roger, Espacio público, crítica y desacralización en el siglo XVIII. Los orígenes culturales de la Revolución francesa, Barcelona, Gedisa, 1995
[22]«La Virgen de Don Bosco» Hojita de Propaganda del culto a María Auxiliadora en Rodeo del Medio, Año 3, nº 6, marzo de 1910, pág. 4.
[23]VERDAGUER, José A., Historia Eclesiástica de Cuyo, op.cit., pág. 1140.
[24]«La Virgen de Don Bosco» Hojita de Propaganda del culto a María Auxiliadora en Rodeo del Medio, Año 1, nº 4, enero de 1908, pág. 4.
[25]GORELIK, Adrián, Miradas sobre Buenos Aires. Historia cultural y crítica urbana, Buenos Aires, 2004, pág. 64
[26]SCOBIE, James, Revolución en las pampas. Historia social del trigo argentino, 1860-1910, Buenos Aires, 1982.

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