miércoles, 8 de junio de 2011

El vecino querido que "vive" en una plaza (texto Miguel Titiro-DiarioLosAndes 2010) (Editado por paisano de Rodeo del Medio)


Trabajador, solidario y, por sobre todo, siempre dispuesto a servir son algunas de las virtudes que el pueblo de Rodeo del Medio recuerda de Mario Sampaolesi. Y para eternizar este compromiso, sus vecinos decidieron poner su nombre a un espacio verde del distrito maipucino.
En la plazoleta de El Topón, en el cruce de la ruta provincial 50 y la calle Juan Isidro Maza, se impuso el nombre de “Rotario Mario Sampaolesi”.
El hombre que se evoca de esta forma falleció el 4 de julio del 2010, a la edad de 70 años, y aunque tomó parte de diversas entidades de la jurisdicción, todos tienen el recuerdo del canillita que por más de medio siglo vendió diarios, especialmente Los Andes, movilizándose a pie, en bicicleta y en los últimos tiempos, en Siambretta.
El domingo en que murió había cumplido con la entrega de periódicos en la mañana, temprano, como siempre. Ni el día que partió dejó de trabajar.
El servicio ha estado presente en la vida de Mario. Fue tres veces presidente del Rotary de la zona, e integró varias instituciones, como el Centro Cultural Casa Bombal o el Centro Infanto Juvenil de Salud Mental, cooperadoras escolares y otras instituciones de la zona. Hasta la Legislatura reconoció su solidaridad y predisposición con el premio “Servir es mi ocupación”, en 2009.
En este sentido, Rubén Peruzzi, titular del centro Bombal, describió a Sampaolesi como una persona “con fuerte vocación por servir al prójimo y colaborar con su pueblo, al que amaba profundamente”. Por su parte, Carlos José Serra -quien compartió la militancia rotaria- lo evocó como “una persona simple, trabajadora, de las que hacen falta para que un pueblo crezca”.
La repercusión por su partida caló profundo en muchos vecinos, y el Rotary Club local puso en marcha la iniciativa de bautizar alguna calle o una infraestructura para homenajear a Sampaolesi. Trasladada la solicitud al Concejo Deliberante maipucino, rápidamente el cuerpo aprobó la designación de la florida y arbolada placita, que enfrenta a la antigua calle Los Baños, con la identidad del trabajador.
En la sangre
Desde muy chico, Mario se tuvo que hacer cargo del reparto de diarios cuando su papá, por razones de salud, no pudo salir más a la calle, a comienzo de los años ’50 . “Yo estaba en sexto grado de la primaria y debí salir a cumplir con la tarea. Imagínese lo que es el diario para mí; lo llevo en la sangre”, contaba el año pasado, en ocasión del aniversario de este matutino.
En aquella nota, Mario recordaba que cuando era niño trataba de repartir rápido para ir a jugar fútbol. “Mi papá nos decía que de pibe se apuraba con las entregas, en un Rodeo pequeño, para ir a jugar a la pelota al potrero”, comentó su hijo menor, Héctor.
“Estoy feliz de ser canillita, porque con el tiempo logré tener una receptoría propia”.
La familia abrazó y heredó la pasión de Mario. Su esposa, Noemí Díaz, y los hijos Héctor (39) y Hugo (42), seguirán con el noble oficio de llevar el diario a las casas. Ellos atesoran las anécdotas de una infinidad de madrugadas. Es que su padre les recalcaba, como lo transmitió a Los Andes el año pasado: “Estoy feliz de ser canillita, porque con el tiempo logré tener una receptoría propia”.
El párroco del Santuario de María Auxiliadora, Cristian Bassin, una amistad reciente en el tiempo, y Miguel González Gómez, que lo conoció de toda la vida, estarán presentes en el homenaje de hoy. Y tal vez también el fotógrafo Luis Vázquez, que lo retrató por última vez el 25 de mayo pasado, en el marco de una investigación gráfica de hechos y personajes populares del distrito, en ocasión del Bicentenario.

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